Deunpunto Alotro diario
El confort de los buses iraníes, VIP
como los llaman aquí, nos incita a viajar de noche. Y es todavía en la oscuridad de la mañana que
despierta lentamente cuando llegamos a Isfahan.
Después de una pequeña espera,
nos encontramos en dirección al centro de la ciudad para encontrar a nuestro nuevo embajador en
la plaza central de esta villa de arte y cultura. Descubrimos una explosión de
belleza arquitectónica a nuestro alrededor. Una joya persa que los locales utilizan para
pasear, pintar, o perderse en el bazar de artesanía que allí se
encuentra.
Solo hemos tenido el tiempo de ver una pequeña parte de la villa, y ya
nos encontramos dirección al pueblo de Varzaneh. El desierto nos
espera...a la llegada a Varzaneh ni rastro de el en el horizonte, solamente una
planicie árida con torres redondas,
antiguos palomares de más de 200 años de antigüedad. Pero después de algún que otro km fuera del
pueblo, vemos aparecer a lo lejos altas montañas doradas, dunas de arena
de las que tantas historias habíamos
escuchado.
El taxi nos deja a sus faldas y
nosotros comenzamos la ascensión cargados como dromedarios en
caravana, en búsqueda de un lugar mágico donde posar nuestra tienda y pasar la noche.
Cuando hacemos cumbre en la duna más alta descubrimos un horizonte de arena que parece no tener fin. La noche nos recibe nublada, justo a tiempo para
montar la tienda y hacer un pequeño fuego.
No hemos tenido la suerte de disfrutar de la compañía de la vía láctea, pero hemos tocado
durante horas y comimos unos ricos bocadillos de falafel, calentados a fuego
lento por nuestra hoguera de leña de arbusto áridos que habíamos recogido a nuestra
llegada.
Las noches son frías en el desierto, ha llovido un poco cuando nos
acostamos y despejo después, lo que ha hecho que una película de hielo recubra todas
las dunas del desierto, con la salida del sol los reflejos son magníficos, imposible de pensar
fuera de un sueño, un buen momento para reflexionar sobre nuestro querido bello planeta.
El camino de vuelta a Isfahan lo hacemos en auto-stop en un camión, no quedaban buses para
volver. Contactamos Hossein, un embajador que conocimos en una tienda de música en nuestra primera
noche en la ciudad.
Viene a buscarnos en un pequeño Peugeot, y no lleva dirección Poulard Sharhr al
encuentro de su familia.
Hossein es un DJ de bodas que también toca la guitarra, Rahmat
su hermano más joven es un artista con
un don y unas manos magnificas, tiene un talento de locos en la pintura pese a
su temprana edad de 18 años, sus cuadros te transportan y transmiten. ¡También es un excelente peluquero
que consigue dar forma a los pelos y las barbas de Thomas y Guiller! ¡¡Un
placer para Manue, el tener un peluquero todos los días a domicilio!!
El tiempo pasa a una velocidad vertiginosa cuando estas rodeado de buena
compañía... y allí, nos encontramos con una
verdadera familia. Acogidos por una mama repleta de amor y atención hacia nosotros.
Cada día un plato diferente a comer,
dulces palabras, gestos
tiernos, sonrisas y risas compartidas, eso fue lo que
nos hizo quedarnos una semana en esta hermosa familia.
¡Todos los días, los amigos de unos y de
otros vienen para tocar música y bailar, comemos todos juntos, reímos y charlamos hasta altas
horas de la noche!Llega el 24 de Diciembre, nuestro día de navidad.
Evidentemente, esta festividad no es celebrada aquí, pero con todo el respeto
que los iraníes portan, nos los han
felicitado con un "Christmas Mobarak" y nos han dejado cocinar para
todos. Así que, hemos preparado un menú "descubrimiento"
de los platos típicos de nuestra tierra (aunque muy a mi pesar ni tenia botillos, ni
pimientos de El Bierzo), una buena tortilla española de 20 huevos place el
paladar de todos los comensales, acompañada por platos típicos ricos franceses como
una tarta de cebolla o unas albóndigas entre otros, hacen de la mesa, una mesa
digna de reyes!! La cena termina con risas de
placer.
No hace falta decir lo difícil que
nos ha resultado salir de esta casa... Las lágrimas de risas se convierten en lágrimas de tristeza de una despedida ya anunciada.
Dirección a otra familia en Isfahan, la familia del primo de nuestro querido
embajador de Shiraz, para poder renovar nuestras visas y descubrir la villa con
sus maravillas ancestrales.
La conexión a
internet es buena, la aprovechamos para dar noticias y encontrar la manera de
repatriar las motos atravesando Irán a la
frontera de Turquía, pues el gobierno iraní se niega al tránsito de motos de alta cilindrada sin el
carnet de passage.
El combate con la administración continúa, no nos dejamos hacer,incluso si a veces
es difícil de guardar la cordura.
El nuevo año se acerca y después de valorar si pasar la entrada del año en el desierto o en lo
alto de una montaña, nos hemos dejado seducir por nuestro nuevo embajador y pasarla con él
en la ciudad. Haciendo cima en una escarpada montaña, escalando sus verticales
gargantas, es como ha comenzado nuestra despedida del año, hemos sido invitados a
compartir en una cueva en lo alto de la cima pequeñas delicias iraníes acompañados de música tradicional local. La
noche ha caído sobre nosotros, nos dirigimos a una
sala de cine de arte y cultural, para más tarde pasar nuestros últimos minutos del año en un
restaurante de hamburguesas gourmont. Después de una hamburguesa, patatas
fritas y una Coca-Cola, estábamos listos para comer las uvas, previa explicación a
nuestros amigos iraníes de en qué consiste nuestra tradición, muy
curiosa para ellos. Una vez comidas todas las uvas y abrazos de alegría nos dirigimos a un bello barrio Armenio,
paseamos por él y tomamos unos cafés,
encontramos gente que como de habitud no cesan de sonreír, llenos
de curiosidad por nosotros y bondad en el interior, la gente de aquí es gente pura que no esperan nada en
retorno, ¿por qué no aprendemos más de la cultura persa en la
escuela? En humanidad nos llevan años luz pese a lo que sale en los
telediarios.
¡¡Un nuevo año
comienza para nosotros con el signo del viaje, la aventura y los encuentros!!
Una nueva ruta nos espera,
atravesando el desierto, hacia la ciudad de Yazd.
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