Deunpunto Alotro Diario 4
El viaje a Yazd lo hemos hecho, por primera vez, de día.
Disfrutamos de los paisajes desérticos que atravesamos y nos
deleitamos con la puesta de sol sobre las montañas áridas que rodean la villa
milenaria de Yazd. Ciudad que ha visto el paso de Marco Polo y las caravanas
que recorrían la ruta de la seda. Las primeras imágenes de la villa son las de una
villa de ladrillos y muros de tierra, con mezquitas llenas de mosaicos azules de una finura típica
persa.
Nuestro embajador Balal, un
amigo de nuestro amigo Ricard un español natural de Catalunya que
conocimos en Bandar Abbas. Balal nos recibe en su trabajo, un hotel escondido
en el fondo de una calle, en el corazón del centro histórico. El
nos ha negociado un precio más que razonable para quedarnos
en el hotel, un dormitorio para nosotros solos por menos de 5 euros al día, ¡¡desayuno incluido!!
Como acostumbramos, los primeros
días están reservados al trabajo, comunicarnos por internet para seguir
construyendo el proyecto con el equipo de Deunpunto Alotro y los amigos.
La primera vista de la villa la
hicimos de noche, nos gusta perdernos por las calles retorcidas de la anciana
ciudad, un escenario salido de película, viejos edificios en ruinas
nos cuentan historias de nómadas que venían a vender sus productos a la ciudad.
Al día siguiente descubrimos el lado
artesanal de Yazd, de una finura y una riqueza que impresiona y que apetece!
Las noches son largas y animadas al lado de nuestro amigo y embajador Balal, un
gran habitual del couchsurfing recibiendo a
viajeros aventureros.
Nosotros queríamos
pasar una noche en el desierto, pero las historias de manadas de perros salvajes
y visitas nocturnas de motos nos hizo cambiar de opinión. Así que nos hemos puesto dirección a un
lugar importante del Zoroastrismo, la religión más antigua en la cuna persa. El lugar se llama las Torres del Silencio,
dos muy anchos torreones en las cimas de dos colinas, en los que depositaban
los cuerpos de los difuntos para permitirles el paso al otro mundo. Llegamos a
las Torres del Silencio a la hora del cierre, perfecto para ver el anochecer
desde las torres centenarias. No nos dejan entrar, son las 5h01 y ¡no dejan entrar a partir de las 5h! Vale,
caminamos por los muros que nos separan del lugar y.... ¡¡Sorpresa!! Después de caminar no más de 300 metros el muro desaparece para dar
paso a... ¡¡nada!! ¡¡Absolutamente nada!! Un muro que se termina
antes de cerrar el lugar, el claro ejemplo de un muro que sirve para nada más que para hacer pagar a los turistas, ya que
los locales lo conocen y todos utilizan esta entrada, así que...
decidimos ser locales. Una vez dentro nos dirigimos hacia unas casas de piedras
que se encuentran a los pies de las colinas, viejas casas en las que habitaron
los últimos practicantes de la religión Zoroastrique.
Lo primero, comer, después, buscar
un lugar donde dormir
casas en nuestra vieja ahumada habitación.
Por la mañana, un
duende del lugar apaga por nosotros nuestra alarma y nos deja dormir largo y
tendido, los primeros turistas nos encuentran recogiendo el campamento en el
interior de la habitación histórica. Al día siguiente nos vamos a Maybod, a algunos km de Yazd. Nos esperábamos una
pequeña aldea con casas tradicionales con chimeneas que permitían
ventilar la casa en tiempos de calor. Pero al final nos encontramos
con una ciudad, en su casco viejo hay un castillo milenario, y ¡¡sí!! Sé que repetimos milenario millones veces
pero... ¡¡aquí
todo es milenario!!
Desde lo alto del castillo se puede ver toda la ciudad y sobre todo el casco
viejo que es de lo que nosotros disfrutamos.
En la misma noche partimos
dirección Bandar Abbas, la isla de Hormuz y de nuevo el calor nos esperan, ¡¡ya tenemos las chanclas en las manos!!
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