Diario 6
Muy rápidamente recuperamos el ritmo bandari y ahora
pensamos más claramente después de este pasaje místico en la mítica isla de
Ormuz, hemos decidido comprar dos motocicletas iraníes, 125cc,
para atravesar Irán y salir del país. Cuanto antes mejor porque
Manue debe dejarnos en cinco días.
La situación es tensa, pero no imposible. Al día siguiente
hemos tenido que hacer una transferencia bancaria a un amigo para obtener
dinero iraní in situ (la tarjeta de crédito o
debito no se puede utilizar en el país), luego
vamos a la calle donde se encuentran los vendedores de segundo mano. Acompañados por
nuestro querido amigo Aziz, actuando como si las motos fuesen para él, para saber
el precio real y no el de los turistas, nos aventuramos en la multitud. Los
turistas son raros en estos lugares, y no pasamos desapercibidos! Aquí estamos
atrapados por grupos de hombres jóvenes en el borde de la carretera, alrededor de
cientos de motocicletas en todos los estados. Varias discusiones y una prueba
de la moto, y acto seguido aquí estamos decididos a seguir a un hombre para ver
otras motos en su garaje.
Las discusiones continúan, la cosa
sigue entre los vendedores y Aziz, que nos hicieron una hermosa demostración de sus
habilidades de negociación. Varias horas más tarde, las negociaciones están terminadas,
ya somos compradores de dos motocicletas iraníes tradicionales! Como bonito
gesto adicional, las reparaciones necesarias para la preparación de un largo
camino nos lo harán ellos gratis. Tenemos una cita a la mañana siguiente
para reparar las motocicletas y tal vez salir con ellas.
Ahora lo tenemos, es una realidad, el primer
producto (y el mas necesario) de nuestra aventura, los cálculos de
tiempo llegaron. Hay 1,200 kilómetros para llegar a Teherán y
motocicletas no pueden ir más de 80 kmh, por lo que es un poco más de 400 kilómetros por día, que se
puede hacer en tres días.
La conclusión es triste, pero la realidad es que al día siguiente,
las motos no están preparadas y no podemos ir juntos a cabalgar los
caminos del desierto del reino persa.
Dos días después, a luchar, incluso con el exportador indio,
decidimos enviar las Royal Enfield a Estambul. Es la hora de que Manue tome su
billete de tren para ir de nuevo a Teherán de vuelta a Francia, y Guiller y Thomas, el
tiempo para salir a la carretera una vez que la transferencia ha sido aceptada
y pagadas las motocicletas.
Es en la estación de Bandar Abbas a finales de
enero, después de tres meses de compartir todos los días, nos despedimos,
el corazón lleno de emociones de todos estos momentos que
hemos pasado juntos. Esta es una nueva aventura para todos nosotros: Deunpunto
Alotro continúa, el tren comienza...
La mañana de nuestra partida el sol brillaba en todo su
esplendor. Pusimos todos los bultos por primera vez en las motos y no pudimos
evitar esa sonrisa de mezcla de emoción, excitación y porque no, digamos que de cierto temor de lo
que nos esperaría de aquí en adelante.
Desde el principio toda la gente nos había (como siempre)
tratado de meter el miedo en el cuerpo con cosas como; la policía os va a
hacer la vida imposible, la gente al Norte de Irán no son tan buenos como la
gente del Sur, el Norte del país es de los lugares más fríos del planeta… ¿Y que queréis que os diga?...
Ahora voy a contaros lo que paso:
Salimos con nuestras nuevas Honda CG125 a eso de
las 12pm, nuestro primer temor nos lo encontraríamos a 20 km de Bandar Abbas con
el primer control policial de carretera. Habíamos leído en un blog
que a un chico le requisaron la moto allí, nos encontrábamos en una situación en la que no nos podíamos permitir
que la policía nos requisase las motos, pues en cuatro días teníamos que
llegar Jahz (a unos 900km) para renovar nuestro visado.
El puesto se presentaba delante de nosotros, solo
se veían a dos militares, reducimos las marchas,
llegamos a la línea de parado, el militar nos indica que no nos
detengamos y una explosión de placer se apodera de nosotros, si!!!!! Por
fin la aventura sobre dos ruedas da comienzo!
En Irán las carreteras son magnificas, por lo general
son de dos carriles para cada sentido y el firme es muy bueno. Los paisajes que
nos vamos atravesando nos recuerdan a nuestra querida isla de Hormuz, son montañas sin
vegetación de colores ocres y rojos intensos. La
temperatura es ideal y el viento corre con nosotros.
Disfrutamos muchísimo de una conducción de paseo con
los ojos abierto en todo momento para que no se nos escape nada. Nos hemos
detenido a repostar 2 veces, aprovechando la última para comprar cena y
nuestras imprescindibles pipas que nos acompañaran en nuestras charlas
infinitas de cada noche.
El sol empieza a dar paso a la luna, tenemos que
encontrar un buen sitio donde plantar la tienda, será después de atravesar
un túnel
cuando nos encontramos con nuestro primer desierto salino, una explanada que
parece no tener final, se ve un lago que en vez de haber agua azul lo han
recubierto de tierra dorada por el sol, Nos adentramos en este desierto con
nuestras motos, con la idea firme de acampar en la cara norte de una isla que
dentro de este lago se encontraba.
La temperatura es buena y el suelo no
extremadamente duro, lo teníamos todo, todo lo que podíamos
necesitar.
El sol se levanta pronto y nosotros lo hacemos con
él.
El primer día habíamos hecho 250km y hoy queremos hacer unos 400, no
nos podemos retrasar en los tiempos pues solo quedan 3 días para llegar
a Jahz.
La vegetación sigue brillando por su ausencia, en la ruta
atravesamos las rectas más largas que jamás vieron mis ojo, mirando hacia detrás era recto y hacia adelante una gran línea que parecía no tener fin. El buen tiempo nos acompaña aunque a medida que hacemos km hacia el Norte las noches empezaban a ser mas frías, la dificultad estaba en que en un lugar tan desértico no es fácil encontrar leña, pero teníamos la música para entrar en calor y también, todo hay que decirlo, unos buenos sacos con los que arroparnos cada noche.
Por primera vez pasábamos los días solos, no teníamos a ningún embajador
que nos enseñase sus tierras queridas, pero también por primera
vez nos encontrábamos de cara a la libertad, nada nos empujaba,
nada nos retenía, Irán se convirtió en nuestro terreno de juego.atravesamos las rectas más largas que jamás vieron mis ojo, mirando hacia detrás era recto y hacia adelante una gran línea que parecía no tener fin. El buen tiempo nos acompaña aunque a medida que hacemos km hacia el Norte las noches empezaban a ser mas frías, la dificultad estaba en que en un lugar tan desértico no es fácil encontrar leña, pero teníamos la música para entrar en calor y también, todo hay que decirlo, unos buenos sacos con los que arroparnos cada noche.
Primera incidencia con la policía:
Circulábamos por una carretera secundaria cuando
un coche de policía no da el alto, Thomas no vio las señales de los agentes
redujo marcha y acelero, Guille se encontraba detrás y viéndolo todo decidió
que lo mejor que podía hacer era reducir la marcha también y a la altura de la
policía sonreír y saludar como si esas órdenes no fueran con nosotros,
sorprendentemente funciono y no nos volvimos a encontrarnos con el coche
patrulla más adelante.
Entre Isfahan y Jahz nos encontramos con nuestra
primera cordillera montañosa, que placer el poder disfrutar de las curvas!
Allí nos
encontramos con las primeras nieves aunque el tiempo seguía siendo
bueno. Las montañas son picudas siempre en colores rojos vivos y
sin vegetación, las nieves le ponían ese toque mágico una vez más a nuestra
querida tierra persa.
Asi pasaron los días uno detrás del otro
hasta llegar a Jahz nuestro primer destino, lugar en el que ya habíamos estado y
habíamos
hecho buenos amigos, el reencuentro fue bestial, si la hospitalidad persa ya es
impresionante, el amor de la amistad no tiene límites. El lugar en el que nos
quedamos es el Hotel Marco Polo regido por un persa que vivió gran parte de
su vida en India, Hemos tenido que esperar aquí en esta bella y peculiar ciudad
durante 4 días a la espera de nuestros pasaportes. Los días los pasamos
tocando en el restaurante del hotel y charlando con la familia que son los
trabajadores de tan bello lugar.
Con esto hemos completado nuestros primeros 900km
que se nos han pasado en un abrir y cerrar de ojos, las sensaciones son
inmejorables y las motos se están portando como dos campeonas, a partir de aquí nos queda un
mes de disfrute de nuestras motos y de este lugar tan fantástico que
tenemos en Oriente, en un mes atravesaremos la frontera turca y entraremos en
Europa.
En el próximo capítulo atravesaremos el centro y norte del país zigzagueando
por caminos completamente secundarios y encontrándonos de nuevo con gente
magnifica que definen la gran cultura persa y la autentica humanidad que rebosa
el pueblo Iraní.
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